¿Por qué los cabezales de ducha tienen baja presión?
No hay nada más irritante que ducharse con un cabezal de ducha que tiene tan poca presión que ni siquiera se siente el agua golpeando la piel.
Una de las razones para que esto ocurra está relacionada con problemas en el suministro de agua. Si la presión general del agua en tu hogar es baja, puede afectar la presión del agua que sale del cabezal de la ducha. Esto puede deberse a factores como un suministro de agua inadecuado, tuberías obstruidas o problemas con el sistema de agua municipal.
Otra razón que puede llevar a una baja presión en el cabezal de la ducha es la posibilidad de que esté obstruido. Con el tiempo, los depósitos minerales, sedimentos y otros desechos pueden acumularse dentro del cabezal, obstruyendo el flujo de agua. Esto puede resultar en una reducción de la presión del agua. La limpieza regular o la descalcificación del cabezal de ducha puede ayudar a resolver este problema.
Además de estos motivos, un diseño defectuoso del cabezal de ducha también puede ocasionar problemas con la presión. Algunos cabezales están diseñados con un bajo caudal para conservar agua.
Los restrictor de flujo también son uno de los factores que pueden estar afectando la presión del agua. Muchos cabezales de ducha modernos están equipados con restrictores de flujo para cumplir con las regulaciones de conservación de agua. Estos limitan la cantidad de agua que fluye a través del cabezal, reduciendo así el uso de agua. Si deseas aumentar la presión, es posible que necesites quitar o modificar el restrictor de flujo, aunque es importante verificar las normativas locales antes de hacerlo.
Por último, problemas de fontanería. Problemas en el sistema de fontanería, como tuberías estrechas o corroídas, fugas o fallos en las válvulas, pueden llevar a una reducción de la presión del agua. Si sospechas que hay problemas en las tuberías, es recomendable consultar a un fontanero profesional para identificar y resolver el problema.
En resumen, la baja presión en los cabezales de ducha puede ser causada por problemas en el suministro de agua, cabezales obstruidos, diseños de bajo flujo, restrictores de flujo o problemas de fontanería. Identificar la causa específica puede ayudar a determinar la solución adecuada para restaurar o mejorar la presión del agua.
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